El ruido es un mal invisible, por lo que hasta ahora muchos gobiernos han subestimado los problemas relacionados con él, sin embargo la Organización Mundial de la Salud ha indicado que el ruido es la segunda causa ambiental de problemas de salud, después de la contaminación ambiental.
Un estudio realizado en el año 2012 indica que cada año se producen 10 mil fallecimientos prematuros relacionados con enfermedades cardiacas coronarias o derrames cerebrales causados por la contaminación acústica, mientras que otro estudio, de 15 años de duración, reveló que la tasa de fallecimientos a causa de los mismos problemas era más alta en la población que radicaba más cerca del aeropuerto británico Heathrow, por lo que en estos lugares se utilizan desde hace varios años dispositivos de medición acústica como el sonómetro industrial medidor de decibeles, aunque aún faltan acciones en cuanto a control de ruido.
Como seres humanos, nuestra capacidad para procesar y poner atención a los estímulos externos, es limitada; cuando los estímulos provenientes del exterior sobrepasan la cantidad de información que una persona puede procesar, ocasionando una sobrecarga al cerebro, lo que puede traer varias consecuencias, desde la falta de atención en el trabajo, insomnio o malestar hasta el temido daño auditivo contemplado por la NOM-081-SEMARNAT-1994.
El ruido es un causante de estrés que puede llegar a ser muy difícil de ignorar, especialmente porque interfiere en las actividades que realizamos, así como en la comprensión, el recuerdo y la concentración. Además es uno de los mayores contaminantes ambientales, que no solo ocasiona problemas de salud a las personas, sino también a los animales, por lo que se ha convertido en un problema de salud pública.
¿Cómo daña el ruido a la salud?
Un estudio realizado en 2013 por The Lancet en el que se analizaron los efectos del ruido en la salud auditiva y no auditiva, reveló que la exposición al ruido incrementa la presión arterial sistólica y diastólica, altera el ritmo cardiaco y libera hormonas de estrés; según este estudio, la exposición prolongada a un nivel medio de 55dB se considera un riesgo para la salud. Tomando en cuenta que el ruido de una calle muy transitada en la ciudad es de entre 60 y 70 dB, podemos deducir que vivimos bajo el constante riesgo de daño auditivo.
Otra forma en la que el ruido nos causa daños, según el mismo estudio, consiste en la exposición de música (especialmente aquella que nos desagrada y en horas en que no deseamos escucharla), donde indican que se pierden 640 mil años de vida en Europa debido a las molestias por el ruido; un año de vida se refiere a la discapacidad por enfermedad o muerte prematura.
El mismo estudio indica que las personas que viven cerca de aeropuertos son las más afectadas por el ruido, ya que con los aviones se puede llegar de los 100 a 120 dB de forma súbita, contrario a las carreteras o avenidas, donde el ruido es continuo y podemos acostumbrarnos a él.
El ruido no deseado puede causar depresión o ansiedad y las personas cuya salud mental no es buena suelen reaccionar negativamente ante el ruido, siendo el menos tolerado aquel que nos despierta o nos quita el sueño, provocando que las personas se sientan cansadas y estresadas al día siguiente, agravando los problemas de salud mental, pero también los cardiovasculares, ya que las personas se mantienen en un estado de alerta constante.
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